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¿Por qué los austríacos han legado a la humanidad tan importantes pensadores?




"Sería absolutamente inconcebible la extraordinaria floración cultural y espiritual de Viena a finales del siglo (XIX) sin el aporte del elemento judío" (Jaramillo: 2009, p. 180)


Esta pregunta ha rondado en mi mente cada que he descubierto que un pensador que me ha llamado la atención era Austríaco [1]. Pero fue la cita con la que empecé este escrito, la que me incito a intentar comprender el contexto histórico y sociocultural que forjó a estos genios de la humanidad.

Para tal cometido, tendré como punto de referencia un excelente escrito intitulado "La Viena de Freud, su contexto histórico, político y cultural" del profesor Rubén Jaramillo Vélez, quien tuvo la fortuna de formarse en la Alemania de mediados del S. XX y de conocer de primera mano la cultura y la historia austro-germánica, pues entre 1965 y 1971 realizo sus estudios de Filosofía, Historia y Sociología en la Universidad de Berlín.

Por otro lado, quiero aclarar que en este escrito me limitare a elaborar un rompecabezas con el maravilloso texto del profesor Jaramillo, del cual me serviré para resaltar el importante papel ocupado por los judíos en el ámbito cultural e intelectual vienes de la época, y para invitarlos a su lectura.

Contexto político:

Este contexto, ayuda a comprender por qué Viena [2] fue escogida por algunos miembros de la comunidad judía, que vieron en esta ciudad un refugio en el cual podían escapar de los prejuicios (antisemitas reinantes en otras latitudes de Europa) y lograr prosperar social y económicamente:

"En Viena había... muchas posibilidades para los jóvenes judíos de talento y era frecuente que estos muchachos buscaran destacarse en las profesiones liberales, particularmente el Derecho y la Medicina, porque con las reformas que se introdujeron después de la Revolución, y particularmente a partir del año 1860, disminuyeron trabas que existían para su desarrollo intelectual y social... La prensa adquirió cierta libertad, los partidos políticos comenzaron a desarrollar una actividad libre de trabas y a educar a las masas en el sentido del liberalismo, para transformar a la monarquía en una monarquía constitucional según el modelo británico. Se estableció un Reichsrat, un parlamento que, aunque había sido pensado como órgano meramente consultivo, se convirtió en la realidad en un verdadero órgano legislativo que comenzó a discutir las leyes y a sancionar el presupuesto. Aunque no se trataba realmente de un proceso de amplia democratización, porque el sistema electoral todavía era de tipo censitario -lo que significaba que sólo podían elegir a los diputados aquellos ciudadanos que poseían una renta y estos no correspondían sino al 6% de la población" (Jaramillo: 2009, p. 178).

"Es evidente que para los judíos austríacos esta época era muy prometedora. El año de la revolución había traído consigo la legalización de los servicios religiosos judíos, el fin de impuestos especiales que ellos debían pagar y la igualdad con los cristianos en lo relativo al derecho a poseer bienes raíces y a ejercer cualquier profesión u oficio, lo mismo que a ocupar cargos públicos" (Jaramillo: 2009, p. 179).                           

"Los judíos se distinguieron siempre por su gran capacidad de trabajo y así como la generación de los padres -muchos de ellos miserables como en el caso de Hermann Kafka- llegaban a las ciudades para, a través de un persistente esfuerzo de acumulación, hacerse a una posición y un reconocimiento en la sociedad burguesa, los hijos de estos judíos comerciantes se destacaban como abogados, intelectuales, médicos. En la década de 1880 ya se podía constatar que, por lo menos, la mitad de todos los médicos, abogados y periodistas de Viena eran judíos, lo que naturalmente despertaba un gran resentimiento en el resto de la población" [3]  (Jaramillo: 2009, p. 180)

Contexto sociocultural:

Es importante destacar que "el antisemitismo existía... pero no desempeñaba un papel importante política o socialmente. Ni siquiera se había inventado todavía la palabra.... (y los círculos sociales cultos de la ) burguesía vienesa eran frecuentados y sostenidos por familias judías" (Jaramillo: 2009, p. 181). Por otra parte, es importante no olvidar que Austria era un imperio cosmopolita, pues su "himno nacional se cantaba en trece lenguas" (Jaramillo: 2009, p. 182).

Conclusión:

Finalmente, quiero terminar destacando que "la cultura austriaca tradicional no era, como la del norte de Alemania, moral, filosófica y científica, sino sobre todo estética, (y) sus mayores logros correspondían a las artes aplicadas y escénicas: la arquitectura, el teatro y la música". (Jaramillo: 2009, p. 187). 

Aspecto que resulta de suma importancia, pues todos estos pensadores se formaron en un ámbito sociocultural impregnado de un aire humanístico, que hoy tristemente es difícil de recrear y solamente nos podremos limitar a imaginarlo (crecer escuchando a Mozart y viendo teatro, vivir en una ciudad con una arquitectura barroca entre cafés y tertulias).

Café Griensteidl de Viena - Foto tomada de Wikipedia


Notas

[1] Algunos de ellos son: Hans Kelsen, Friedrich Hayek, Karl Popper, Sigmund Freud, Ludwig Wittgenstein, Wolfgang Amadeus Mozart y Fritz Lang. Es de anotar que exceptuando a Mozart, todos se formaron en la compleja, multicultural y antisemita Viena de principios del S. XX.

[2] Ello se debió al liberalismo reinante en este momento histórico, tal y como lo explica el profesor Jaramillo, parafraseando al publicista y rabino Joseph Samuel Bloch: "más que una doctrina, más que un principio conveniente, era el asilo espiritual del judío, su puerto seguro, su derecho a la libertad, su diosa protectora, la reina de su corazón" (Jaramillo: 2009, p. 180)

[3] El tristemente celebre caso que ilustra esa situación es el de Adolf Hitler, al cual el "resentimiento que acumulará contra los judíos cuando no pudo ser admitido a la Facultad de Arquitectura en Viena, hacia 1908, lo convertirá luego en ese paranoico delirante que terminará por cometer el más grande genocidio en la historia de la humanidad." (Jaramillo: 2009, p. 180)