Pages

Twitter Instagram LinkedIn

Labels

Visita al Museo de Antioquia

Como bien es sabido, por motivos lamentables el maestro Fernando Botero fue un tema recurrente en los medios de comunicación a principios de este mes, y curiosamente el día del incidente, había realizado una visita al Museo de Antioquia. Fue así, como esa curiosa coincidencia me motivo a escribir estas líneas, que tienen como objetivo  hablar un poco de las obras que mas me llamaron la atención ese día, y aprovechando la coyuntura invitarlos a que visiten el Museo.

La primera aclaración que hay que tener presente (y se encuentra en una nota en el museo), es que el maestro Botero no pinta, ni esculpe gordas, sino que les da volumen a sus obras para resaltar su belleza.  En este orden de ideas, algunas de sus magistrales y voluminosas obras que mas me llamaron la atención en aquella visita, fueron las siguientes:

Pedrito (1974)


Es la obra del maestro Botero mas entrañable, pues en ella se encuentra su hijo Pedrito, al cual tristemente perdió en un accidente de transito en España, cuando este tenía 4 años de edad. El cuadro fue pintado un par de meses después del accidente, pues, a raíz de este, el maestro se lastimo una mano. 

En ella se puede ver en Pedrito una mirada indescifrable, apuntando hacia el vacío. Con un traje azul, el cual fue un regalo que le hicieron unos amigos coleccionistas al maestro, y que le gustaba tanto a Pedrito, que no se lo quitaba de encima.

Al lado del caballo hay dos muñecos, uno tumbado en el suelo que parece sin vida y otro intentando auxiliarlo, y representa al maestro Botero impotente ante el cuerpo inerte de su hijo. Igualmente, los gorros de los muñecos están intercambiados, significando que el padre desearía estar en el lugar de su hijo.

En la casa, hay una pareja que representa al maestro y a su esposa con unas miradas difíciles de definir, ambos están de luto, pues visten prendas negras. Y, la casa diminuta, expresa que su hogar quedo pequeño ante la precoz partida de su hijo.


Visita de Luis XVI y María Antonieta a Medellín, Colombia (1990)






Esta obra de los últimos integrantes de la monarquía francesa (antes de su abolición a guillotinazos) Luis XVI de Francia y María Antonieta de Austria, es considerada la obra en lienzo mas grande del maestro, pues se compone de dos enormes piezas repletas de maravillosos y numerosos detalles perfectamente elaborados.

La historia que motivo el cuadro es muy emotiva, pues la madre del maestro, siempre quiso viajar a Francia, pero lamentablemente por cuestiones económicas no pudo salir de las montañas que rodean nuestro hermoso Departamento, motivo por el cual, su hijo trajo los reyes a que le hicieran la visita, pues, la dirección inscrita en la puerta en la que esta asomada precisamente su madre, coincide con la nomenclatura de la casa en la que vivió el maestro en el barrio Boston de Medellín.

Otro detalle destacable, es el diminuto loro que tiene María Antonieta en su mano izquierda, ya que a ella generalmente la retrataban con una flor, y el Maestro Botero, decidió cambiar este detalle, por un elemento representativo de la cultura colombiana. 

Finalmente, es de anotar que la arquitectura reinante en gran parte de su obra es la de Medellín de los años 40, en la que paso su juventud el maestro. Época en la cual nuestra ciudad era un hermoso pueblo. Al respecto, es triste ver cómo de esas hermosas épocas no quedan sino fotos en los archivos históricos y recuerdos en las pinturas del maestro (y otros artistas antioqueños). Pues el complejo de ser catalogados como provincianos, incentivo una feroz campaña de modernización, la cual se refleja en la arquitectura con la que hoy cuenta la ciudad.


Muerte de Pablo Escobar (1999)

La muerte de este personaje, es una obra en la cual el maestro refleja que pese a que ha vivido la mayor parte de su vida en Europa, siempre ha llevado en su corazón nuestra amada ciudad y no es ajeno a sus problemáticas.

En esta obra, es importante resaltar que la figura que yace muerta en las tejas es mas grande que los techos de las casas, con lo cual el maestro quiso significar cuan subyugada estuvo nuestra ciudad ante el hampa.

Igualmente, vemos como la sangre que emana de las laceraciones del cuerpo es poca, pues, el maestro pensó que la violencia fue tan cruda que sus secuelas son evidentes, por lo cual no había necesidad de realzar este aspecto.

En este contexto, es importante recordar, que una de las esculturas en Bronce que donó a la ciudad (El pájaro - Link), fue víctima de un atentado terrorista, y ante dicho imprevisto le propusieron que la reemplazará, y su respuesta fue que el iba a construir otra al lado de la destrozada, pues no debemos ocultar nuestro pasado y mucho menos avergonzarnos de el.

Para terminar, quiero reiterar la invitación a visitar el Museo de Antioquia, y compartirles un excelente documental: "El mundo rotundo de Fernando Botero (1994)", en el cual siguen durante un año (1992 y 1993) la vida del maestro Botero, y en el podemos disfrutar de su basta cultura, su genialidad y de una de las pocas veces en las que se ha dejado filmar pintando.






Quevin Zapata - Medellín, 2 de Febrero de 2014