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¿Por qué los intelectuales se oponen al capitalismo?*


«Quienes disculpan su abyección pretendiéndose víctimas de las circunstancias son socialistas doctrinarios.  El socialismo es la filosofía de la culpabilidad ajena»
Nicolás Gómez Dávila
Por: Quevin Zapata
@QuevinZapata


A propósito de la polémica desatada, por las declaraciones en las que una persona condenó a vivir en el infierno al difunto Nobel de Literatura Gabriel García Márquez (QEPD), las cuales, en un principio se pensó que se referían a que el gran Gabo estuviese en el primer círculo del infierno descrito por Dante Alighieri (en su magna obra: “La divina comedia”) que es el Limbo, lugar en el que se encuentran: los poetas romanos Virgilio, Horacio y Ovidio, el poeta épico Homero, y los grandes filósofos griegos Platón y Aristóteles, entre otros. Lo cual, al final no resultó ser así, porque el motivo por el que lo envió ahí (su ideología política de izquierda), no concuerda con el motivo por el que estaban estas personas allí, es decir, porque murieron antes de la llegada de Cristo, por lo que no pudieron ser bautizadas, y como castigo no podían gozar de la gloria del cielo.

Pero, volvamos a lo que motivo estas líneas, un interrogante que desde hace décadas ha rondado la mente de distinguidos pensadores, me refiero pues, a la pregunta de: ¿Por qué los intelectuales se oponen al capitalismo [1]?, o en otras palabras, ¿Por qué los intelectuales están a favor de las ideas socialistas [2]?

En el escrito que inspiró el título de esta columna, el profesor Robert Nozick, acude a varios autores para tratar de responder a estas preguntas, los cuales argumentan:

  • Por un lado, el economista Friedrich Hayek considera que los intelectuales están “a favor de una sociedad socialista. (Porque) se piensa de esa sociedad que está organizada siguiendo un plan consciente, es decir, una idea. (Siendo  así, como) las ideas son la materia prima de los forjadores de palabras, y de este modo una sociedad planificada convierte en primordial aquello que constituye su labor profesional.” (Paréntesis propio)

  • Por su parte, el economista Ludwig von Mises definió esta apatía al capitalismo como “un resentimiento por parte de los menos. (los cuales) más que imputar su propia falta de éxito, en un sistema libre en el que otros iguales que ellos triunfan, al fracaso personal, le echa(n) la culpa a la naturaleza del sistema mismo. Sin embargo, los hombres de negocios fracasados, por lo general, no culpan al sistema.” (Paréntesis propio)

Vemos pues, como ambas argumentaciones giran entorno a que los intelectuales sienten animadversión por el modelo de libre mercado, debido a que el método que mide el éxito en la academia difiere del de la sociedad. Siendo así, como el profesor Nozick llega a la conclusión [3], de: que dado a que la sociedad capitalista propende por el progreso individual, y este se mide en razón a la capacidad que se tiene de adaptarse a las necesidades del mercado (el cual recompensa a quien mejor satisfaga las demandas de una colectividad), que los intelectuales terminan en desventaja. Porque en la academia, que es su zona de confort, están acostumbrados a que se les recompense sin necesidad de competir, por su valía [4]. Y es, ante la amenaza de un eventual descenso en la escala social, que terminan siendo anticapitalistas.

Pero, no les basta con ser anticapitalistas, sino que estos intelectuales se consideran así mismos: “Inmunes a toda crítica y a toda lógica, (pues) no les importa que uno muestre hechos innegables, (como) demostrar con cifras que las expectativas de vida han aumentado exponencialmente en el último siglo.” (Paréntesis propio) [5] o que la gente más pobre hoy en día, vive como la nobleza vivía en el S. XII [6]. Lo cual, es el reflejo de que gracias al capitalismo (y la globalización) se ha dado un exponencial aumento en la calidad de vida, que ellos se niegan a reconocer, y se dedican a criticar desde su visión del mundo pesimista.

Notas.

* Este, es el título traducido al español de un excelente ensayo de gran filósofo libertario Robert Nozick, intitulado: ”¿Why Do Intellectuals Oppose Capitalism?", el cual coincidencialmente fue publicado en el año que sirvió de inspiración a George Orwell para titular una de sus obras: "1984", en la cual, realiza una lapidaria crítica a los sistemas totalitarios que pretender controlar las esferas más íntimas de los individuos.

[1] Para entender un poco mejor este concepto, recomiendo la lectura de una excelente columna en la que se analiza: "La triste declinación del concepto "capitalismo"."

[2] “Socialismo en el sentido original y más extendido del vocablo de cuestionar la propiedad privada de los medios de producción y adoptar la política redistribucionista con el fruto del trabajo ajeno, lo cual concentra poder en manos del monopolio de la fuerza más allá del necesario respeto a los derechos de cada uno. “ (Benegas: 2001 p. 222)

[3] Para efectos de esta columna, le pregunte a los integrantes de un Grupo de Filosofía en Facebook (El 24 de Abril), qué pensaban del concepto de capitalismo, y una de las definiciones que mas me gusto, concuerda con la conclusión del profesor Robert Nozick: "El capitalismo, como doctrina básica de los pueblos, es el estímulo de la superación de sus habitantes para producir, negociar y aprender las formas de incrementar sus bienes con su esfuerzo, intelectual y laboral, para conseguir un nivel de vida que añora obtener, no lo confundamos con el capitalismo mundial que termina (contradictoriamente), en hegemonías de los más fuertes transformándose en monopolios." Alberto Ramacciotti, Médico Veterinario.

[4] Pues, dada su formación, los intelectuales “piensan que son las personas más valiosas, las de mayor mérito, y que la sociedad debería premiar a la gente en función de su valía y mérito.”

[5] Palabras usadas por Héctor Abad Faciolince, en su columna intitulada: ”El espantoso mundo en que vivimos"

[6] Al respecto, recomiendo la lectura de una excelente columna en la que el profesor Xavier Sala i Martí defiende la tesis de que: "El capitalismo reduce la pobreza"

Bibliografía.

Benegas, A. (2001). Una Introducción al “Lenguaje” Posmoderno. Estudios Públicos, (83), 197-240.